Cuerpo y Arte – Cristian Baulan


EJÉRCITO DE ARTISTAS
Cinco soldados del arte, cada unos desde su trichera, ofrecen su cuerpo como campo de batalla. Son soporte, reflexión, concientización. Su lucha, una actividad constante, social, política y subversiva. Su bandera, la liberación del ser humano.

Prem Sarjo, chileno con su obra: RAVOTRIL El artista ingiere una sobredosis de quince miligramos de RAVOTRIL antes de entrar a la inauguración de la primera Trienal de arte en Chile. Cuando la presidenta Michelle Bachelet baja del escenario para mezclarse con el público luego de su discurso, el artista se desploma totalmente inconsciente junto a ella. Seguido a esto una chica arrastra al artista escaleras abajo hasta salir por la puerta principal del Museo. Allí es arrestada por la policía local y el cuerpo de Sarjo que permanecía desplomado sobre la vereda es llevado más tarde por una ambulancia que lo hace desaparecer de escena. Impresa en el pecho de su remera, descansaba la palabra RAVOTRIL escrita al revés.


Sánchez Goldar – argentina con su obra: Cuerpo en venta, o efecto varicela La obra en cuestión es un acto simbólico en el cual Soledad Sánchez Goldar propone vender partes de su cuerpo para ser marcadas con el pequeño círculo rojo que utilizan las galerías para marcar que una pieza fue vendida, el círculo será tatuado y no podrá ser removido de la piel, una marca que llevará para siempre.
La artista utiliza su cuerpo en forma simbólica para hablar del mercado del arte, de coleccionismo, de dinero y de poder. Esta obra es una acción en la cual una persona con dinero ejerce poder sobre otra, con su dinero puede hacer que una persona realice una marca de por vida en su piel, esta pieza habla del poder que proporciona
el poseer dinero en nuestra sociedad actual, de la esclavitud que genera la necesidad de dinero, del valor simbólico que se obtiene al comprar una pieza de arte, la firma de un artista.


Zhang Huan – chino con su obra: 12 metros cuadrados título de una de sus intervenciones en la que permaneció durante una hora sentado en un aseo público de Pekin, capital china, con su cuerpo untado en miel y aceite de pescado para denunciar el estado lamentable en el que se encuentran los servicios públicos del país. Su entereza y su semblante se mantuvieron inmutables en medio de la podredumbre y del hedor.

Marina Abramovic – yugoslava con su obra: Ritmo 0 En esta obra, Abramovic renuncia a su voluntad e invita al publico a que haga con ella lo que le plazca. Para lo que dispone de 72 objetos con los que pueden producirle dolor o placer -donde incluye un arma con la cual un espectador le apunta a al cabeza-.
Su intención fue probar los límites de la relación entre el artista y el público. En esta performance adopta un rol pasivo mientras el espectador la forzaba a realizar la acción. Durante seis horas dejó al público total libertad para hacer lo que les apeteciera con su cuerpo. En principio la audiencia respondió con cuidado y prudencia, pero conforme iba pasando el tiempo comenzaron a actuar violentamente.

Martha Amorocho – colombiana con su obra: Este es mi cuerpo La artista, para esta obra, se ataca ella misma contra su piel como respuesta a su tragedia íntima. Los dibujos son grabados por ella misma directamente
sobre su piel desnuda. Este proceso está realizado con una aguja que la hiere y que abre e hincha la piel. Gran parte de su obra ha ido concentrándose gradualmente en un episodio de su infancia cuando, a los 7 años, su cuerpo fue profanado en un acto de pedofilia. Cada sesión de trabajo implica un sometimiento a un ceremonial el cual termina con la conclusión de cada trabajo.
Todos estos artistas utilizan su físico como territorio de experimentación, para lo que no dudan en some-terlo a pruebas que en ocasiones son de una extrema dureza. Son críticos, provocadores y mantienen el potencial subversivo de sus obras. Cada una de sus batallas implica un riesgo. Pero acaso el Arte, no es un riesgo? Enemigos, detractores, siempre los hubo y los habrá. Soldaditos de ojalata que disparan con sus escopetas de feria hay muchos. Pero la misión de estos artistas es clara. Generar conciencia y reflexión,
oponerse a ese fluir indiferente con la fuerza necesaria para romper las barricadas impuestas por la sociedad, saltar todo tipo de restricciones y transformarse en agentes del cambio que luchan cuerpo a cuerpo transformándose, ellos mismos, en una gran obra de arte.

Cristián Baulán

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